Este finde decidimos irnos de escapada rural, a desconectar de tanto trabajo y estrés. La verdad es que nos vino muy bien, entre el spa, los paseos por el pueblo que visitamos (Llanars, que son 3 calles pero no está mal) y la visita a la nieve fue un finde bastante completo.
Viajes
Mura, pueblo entre montañas
Llevaba mucho tiempo queriendo hacer un viajecito de estos, así que un día como hoy, domingo soleado de enero, aprovechamos para coger el coche y visitar un pueblo muy bonito llamado Mura en el interior de Barcelona. A este viaje se nos unieron Pablo y Vega o Vegablo para los amigos. Comimos ensalada de pasta de manera cómica y lo pasamos guay. ¡Más roadtrips, por favor!
Hola, hola, amigo
Dos aviones, 10 horas de vuelo aproximadamente y mi familia y yo pasamos del pantalón largo, el abrigo y el jersey al bikini y las chanclas.
Es una sensación rarísima la de bajar del avión y sentir un golpe de aire caliente en la cara cuando vienes del frío de Barcelona y el de París.
¿Dónde estoy? ¿El paraíso? Casi: Punta Cana, en la República Dominicana.
Los que me conocéis sabéis que no soy mucho de playas, pero esto es distinto.
Los colores allí eran vivos, el mar turquesa, la arena blanca y con una temperatura agradable para caminar sin zapatillas.
Casi puedo sentir el sabor del Coco Loco si cierro los ojos o el calor del sol sobre mi piel.
Varias cosas me llamaron la atención de este viaje. En primer lugar lo increíblemente amable que es la gente por allí. Muy educados todos. Allí todo es «mi amol» «hola hermano» «hola amigo».
Por otra parte, los dominicanos se mueven mucho en moto. Sin casco, cosa que me choca mucho viniendo de Europa. Aprovechan al máximo la cana, para hacer techos de cualquier cosa y así crear sombra. Los cocos naturales también se reutilizan. Explotan el café, el té verde, el aceite de coco y la mamajuana. No, no he probado. Pero sí he probado la fruta de allí, que es OTRO MUNDO. Desde la papaya a la piña pasando por el mango. Y el marisco de los arrecifes de Punta Cana, del que me hice fan.
Yo quiero vivir así siempre, rodeada de Coco Locos y pensando en que mi única preocupación diaria sea ponerme crema solar.
V de Villingen
El pasado jueves 15 de mayo mis queridos amigos Rafa y Luis se embarcaron conmigo en un viaje que tenía como destino Alemania, más concretamente, Villingen, el pueblo en el que vive mi familia. Villingen es un lugar encantador al que voy siempre que puedo, con sus calles de piedra y sus casitas de colores con techos de teja. Es un pueblo que tiene más de 1000 años y que está lleno de rincones con encanto, con pinturas en las fachadas de los edificios y flores en sus ventanas.
Una de las cosas que más hicimos durante este viaje fue comer, eso sin duda. Mi familia es una anfitriona excelente con grandes influencias italianas y eso a la hora de ponerte un plato impresionante ante tus ojos se nota. Durante nuestro viaje visitamos pueblos como el ya mencionado Villingen, Titisee, Neustadt y Konstanz. Comimos salchichas alemanas y currywurst, así como bretzels y kartoffelsalat. Pasamos unas tardes hermosas en los lagos, Luis leyendo, Rafa y yo haciendo fotos, almorzamos bajo la sombra de los árboles y tiramos monedas en la columna que flota junto a la estatua de Konstanz.
Aquí dejo algunas fotos del viaje y ya sabéis, si queréis ir a un sitio pintoresco en Alemania no dudéis en visitar Villingen-Schwenningen!