Hola, hola, amigo

Dos aviones, 10 horas de vuelo aproximadamente y mi familia y yo pasamos del pantalón largo, el abrigo y el jersey al bikini y las chanclas.
Es una sensación rarísima la de bajar del avión y sentir un golpe de aire caliente en la cara cuando vienes del frío de Barcelona y el de París.

Gift shop en Punta Cana

¿Dónde estoy? ¿El paraíso? Casi: Punta Cana, en la República Dominicana.

Mar y canoas

Los que me conocéis sabéis que no soy mucho de playas, pero esto es distinto.
Los colores allí eran vivos, el mar turquesa, la arena blanca y con una temperatura agradable para caminar sin zapatillas.

Palmeras y Tumbonas

Casi puedo sentir el sabor del Coco Loco si cierro los ojos o el calor del sol sobre mi piel.

Algas y Cocktail

Henry en Punta Cana

Blog2

Varias cosas me llamaron la atención de este viaje. En primer lugar lo increíblemente amable que es la gente por allí. Muy educados todos. Allí todo es «mi amol» «hola hermano» «hola amigo».

Por otra parte, los dominicanos se mueven mucho en moto. Sin casco, cosa que me choca mucho viniendo de Europa. Aprovechan al máximo la cana, para hacer techos de cualquier cosa y así crear sombra. Los cocos naturales también se reutilizan. Explotan el café, el té verde, el aceite de coco y la mamajuana. No, no he probado. Pero sí he probado la fruta de allí, que es OTRO MUNDO. Desde la papaya a la piña pasando por el mango. Y el marisco de los arrecifes de Punta Cana, del que me hice fan.

Madre en Punta Cana

Cana y Chiringuito

Yo quiero vivir así siempre, rodeada de Coco Locos y pensando en que mi única preocupación diaria sea ponerme crema solar.